sábado, 12 de febrero de 2011

TINDERSTICKS LIVE!

SALA APOLO, BARCELONA, 30/10/10.
La larga carrera de Tindersticks no impidió que en la Sala Apolo se respirase esa sensación nerviosa de las grandes ocasiones. Con su octavo trabajo bajo el brazo, el nebuloso y jovial Falling Down a Mountain, y David Kitt como telonero de lujo pero fusionado como miembro de la banda, se presentaron ante su público con una puntualidad de agradecer. Sobrios y oscuros abrieron su show con la primera canción de su nuevo álbum que además da título al disco. Un saxo poderoso que estremecía la atenta mirada de su público. Con un sonido excelente, brillante pero envolvente, la voz de Stuart A. Staples sonaba acongojada deliberadamente. Después de la tensión de la apertura llegó la caricia sutil de “Keep you Beautiful”, con unos coros magistrales y ese xilofón adictivo. Sonó irresistible. Sin tregua, una inyección de clasicismo de cosecha propia, la excepcional “Marbles”. El factor sorpresa impulsó la velada de manera definitiva. La voz profunda de Stuart dominado el tempo, con su introspección escénica y esos ojos cerrados que abren de sopetón las emociones del resto. Parco en palabras, que no distante, y concentrado en su exposición y desnudo público. La banda sonando compacta y concentrada sin perder el buen rollo. La sala y sus fans estábamos ya entregados. Vuelta al brillo y al buen gusto de la mano del elemento más preciosista de su repertorio, el chelo. “Sometimes it hurts” (de su álbum del 2001 Waiting for the moon), sin voz femenina -no hizo falta-, subidón indescriptible. El público rendido, eufórico y generoso sin escatimar en muestras de pasión y calor. La comunión era un hecho, con lo cual el resto era coser y cantar, entrega de la banda y el auditorio con la sangre ardiendo. Ayudó en este punto esa especie de paseo a caballito que es “She rode me”, puro spaghetti western.
     Pero la noche es, sin duda, la mejor aliada de su música, con ella adquiere el valor que les ha hecho grandes, todo eso unido a ese olor a urbe enamorada que transmite su música. “Peanuts” del nuevo disco sostenida por un bonito piano y la sentida voz de Stuart A. Staples. Mera escusa para arrancar el alma de los presentes, la noctámbula “Bathtime” del genial Curtains, entró sin previo aviso con ese piano y ese chelo que son como cuchillas en la oscuridad. ¡Benditos cortes! Nunca una pandereta sonó mejor como epílogo. “The other side of the World” devolvió el lado más intimista y recogido. Banda sonora de historias inacabadas.
    La luz también tiene cabida en el repertorio de Tindersticks, siempre sin alejarse de la oscuridad, “Black Smoke” cargada de soul, falsetes y cencerro, provocó un contagioso ritmo palmero en la sala. Un tema para mover el palmito, curioso. Ya se sabe, cuando te suben son especialistas en bajarte al instante, mucho. El precioso piano de “Factory Girls”, nos devolvió a la realidad. Antes de los bises otro destello perteneciente a su último álbum, “Harmony around my table”. Para afrontar el resto, el público encendido y ruidoso, se encontró con la increíble y básica “City Sickness”, sonó enorme (clásico). Casi dos horas después en un acto de gratitud a la abarrotada Sala Apolo, cuando todo parecía haber terminado, empuñó su guitarra acústica entre el júbilo del respetable y nos regalaron una apasionada “Tiny tears”. Broche de oro a una velada inolvidable de un concierto enorme y muy emocionante. La noche de aquel sábado, con todas esas lágrimas diminutas, se formó un océano de gratificantes aguas azules.


Words and pics by Javier Mateos.
                                                                                                                          Set List







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