“Nocturnidad con Alevosía”
DESTROYER, SALA BIKINI 21 JUNIO 2011. BARCELONA.
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Su viaje en la noche más cálida de la ciudad, comenzó a velocidad moderada con ese diamante de brillo turbador que es “Chinatown”: “You can walk away, I can walk away”. Sin rumbo y sin prisa, acorralados por los arreglos y el sonido envolvente del saxo y esa trompeta ‘deconstruida’, que presidieron con elegancia todo el concierto. Sensualidad a flor de piel, oteando el horizonte de la pista en busca de los ojos más arrebatadores de la sala, “Blue Eyes”. Buen comienzo para una sala que a pesar de no estar llena, presentó una buena entrada. “It's Gonna Take an Airplane” de su álbum “Your Blues” Merge 2004, fue una de las pocas concesiones que dio a su discografía pasada. Inmediatamente después retomó el rumbo que marca esta gira, “Kaputt”, con ese bajo poderoso que en “Downtown” enlaza con esos saxos del Bowie de “Station to Station”, pero que también penetra en ese pop perfecto que tejieron New Order. Así de esta manera, alcanzaron el punto más álgido de la velada con esa pieza magistral que es: “Savage Night at the Opera”, de letra exquisita, donde refleja con una sobresaliente exactitud, lo que puede terminar siendo una noche fiesta salvaje, entre sintetizadores ‘vintage’ que sonaron a gloria de otra época. Después, la que probablemente sea la mejor canción de su carrera: “Kaputt”. Sincronizada con las dos anteriores, fue el mejor momento de la noche. Donde todo engrasó a la perfección: música y público. Mientras, Dan Bejar seguía a lo suyo, evitar la mirada y beber sin control. Peligro, su sonrisa ya no estaba en su cara, estaba lejos, en algún punto de la sala. En “3.000 Flowers”, de su magnífico disco “Destroyer´s Rubies” Merge 2006, necesitó de la ayuda de unos folios para seguir la letra, parcialmente la leía y con ella se tapaba la cara, no ayudó para nada y la desconexión con el respetable se empezó a notar. En cambio, la temperatura e intensidad volvió a recuperarse con “Painter in your Pocket”.
Sin ningún titubeo y con poquitas palabras (algunas en castellano –vivó una temporada en Málaga-), sólo refugiado en la nebulosa de su música, agachado cuando no cantaba, bebiendo sin parar y mezclando grados de alcohol, así se pasó Dan Bejar el concierto. A medida que el efecto del mismo iba afectando su estado sobrio, fue sonriendo y soltando ese lastre de timidez que tanto limita sus exposiciones en directo.
Sin embargo, su más que evidente incomodidad sobre el escenario, es un factor que termina afectando al show, porque en eso consiste la música en directo, que además se transmita pasión, cosa que no sucedió. Terminó diluyéndose y contagiando al personal de esa insulsa sensación que se manifiesta cuando hemos visto algo que penetra por momentos, pero que en ocasiones se termina escurriendo. De esta manera llegamos al tramo final de un concierto donde casi en su totalidad repasó su último álbum: “Suicide Demo for Kara Walker” y “Song for America”, antes de volver a salir para despedirse con “Bay of Pigs”, hipnótica pero fría, en lo que tenía que haber sido un final de fiesta elevado y jovial. Así es Dan Bejar, un tipo extraño, tímido, con un carisma “especial” y con una pasión incontrolada por beber que no hace ningún bien a su música en directo.
Sin embargo, su más que evidente incomodidad sobre el escenario, es un factor que termina afectando al show, porque en eso consiste la música en directo, que además se transmita pasión, cosa que no sucedió. Terminó diluyéndose y contagiando al personal de esa insulsa sensación que se manifiesta cuando hemos visto algo que penetra por momentos, pero que en ocasiones se termina escurriendo. De esta manera llegamos al tramo final de un concierto donde casi en su totalidad repasó su último álbum: “Suicide Demo for Kara Walker” y “Song for America”, antes de volver a salir para despedirse con “Bay of Pigs”, hipnótica pero fría, en lo que tenía que haber sido un final de fiesta elevado y jovial. Así es Dan Bejar, un tipo extraño, tímido, con un carisma “especial” y con una pasión incontrolada por beber que no hace ningún bien a su música en directo.
Javier Mateos.
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