The Innocence Mission es una de esas miles de bandas que siempre han permanecido en la sombra, en una recámara para paladares exquisitos. El grupo formado por Karen Peris y Don Peris, un matrimonio de Lancaster, Filadelfia, cuenta con una dilatada carrera que comenzó allá por 1982 y que por suerte para nuestros oídos, casi nunca ha sido pasto de las listas de lo mejor del año, ni del consumo más o menos “masivo” en el mundo alternativo, aunque seguro que ellos no se alegran tanto… La magia de The Innocence Mission reside en su delicada sutileza espiritual y la fragilidad en la voz de Karen Peris, que se sostiene entre algodones de afiladas melodías que su marido dibuja con la guitarra. De sus discos cabe destacar por encima de todos, Befriended (2003, Badman Recording). Un tratado sobre la amistad y el amor en sus diferentes vertientes y versiones. Esta pequeña obra maestra, que debería ser la banda sonora de muchos de nosotros en el largo otoño, estrecha los márgenes que la tristeza y la melancolía hacen como suyos y los transforman en soplidos profundos de pureza.
Las diez perlas que forman esta suave colección de soplidos aterciopelados, comienza con “Tomorrow on the way”, un tema que parece la continuación de un eco aún no perdido. Le sigue la magistral “When Mac was swimming”, mágico relato sobre un cumpleaños cargado de humedad sureña, buceando entre rasguidos de guitarra y esa melodía elíptica a piano. Exquisita. El timbre de voz de Karen Peris es inigualable, alguien podría decir que le recuerda al de la cantante de The Sundays, Harriet Wheeler, - cierto- pero el suyo alcanza el cielo mientras que el de la segunda se queda en la tierra. “I never knew you from the sun”, reflexiva equiparación de la amistad con el mayor y más poderoso astro del universo.“Beautiful Change” imprime un cambio de tono hacia la jovialidad y el positivismo en busca de una paz interior. Eternas dudas femeninas que prometen acabar en luz y seguridad. La más fantasmal del lote lleva nombre de calle y de imágenes ralentizadas, “ Martha Avenue Love Song”, pero con un mensaje final muy claro: “Oh you are my friend, oh you are my friend”. Atemporal como el pavimento de las calles. La elegíaca y atmosférica “One For Sorrow, Two For Joy”, con un contrabajo que sostiene la fuerza de su lamento para acercarlo hasta la felicidad. Poco después, era inevitable encontrarse con un guiño cristiano, presente en la mayor parte de la música americana masiva o independiente. En este caso la adaptación de un poema del sacerdote jesuita y poeta victoriano Gerard Manley Hopkins :”Heaven-Haven [A nun takes the veil]“, “No storms come” nos acerca al cielo litúrgico con tan sólo un piano y la sobrecogedora voz de Karen.
Después del impás vuelta a la carga. “Sweep Down Early”, la ruptura consumada y la esperanza de la vuelta se complementan en el mismo espacio. Una preciosa reflexión interpretada, una vez más, de manera soberbia. Casi en el tramo final nos topamos con un single lógico, “Walking Around”. Tormentas interiores con una cadencia y unas guitarras cristalinas, marca de la casa, y coros angelicales, para superar las inseguridades del amor. Todo ello antes de encarar el epílogo. El final es sencillamente apabullante. “Look for me as you go by” es una de las mejores canciones de amor jamás escrita. Después de escucharla uno se plantea seriamente en romper con ese tópico de que el amor eterno no existe. Tan sólo queda rendirse y dejarse llevar muy lejos por su tono confesional. Indescriptible y explosivo “subidón” de emociones. Sencillez perfecta y cargado de esperanza. El efecto de limpieza interior que produce Befriended es de tal magnitud, que se hace necesario en cualquier terapia de inestabilidad emocional. Sí, estás en tu derecho a romper a llorar. Hagámoslo amigos.
Javier Mateos
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